Una plegaria sentida

Hace unos meses me encontré con una poesía que me tocó. Se llamaba «A felt sense prayer». Hablaba del valor que podemos dar a los síntomas, las emociones desagradables y las molestias corporales, más allá del simple fastidio que nos producen cuando aparecen. Busqué la traducción en internet pero no la encontré. Así que decidí traducirla yo… Es una traducción libre, te la dejo aquí, espero que te inspire. Agradezco a mi amiga Ana Ballester su ayuda con algunas expresiones.

 

Una plegaria sentida, por Sabu Bhugobaun

Soy tu dolor de cabeza, el nudo en tu estómago, la tristeza que no se ve cuando sonríes.

Soy tus niveles elevados de azúcar, tu tensión alta, tu miedo a los retos y tu falta de confianza.

Soy tus sofocos, tus fríos pies y manos, tu agobio y tu cansancio.

Soy tu respiración entrecortada, tu frágil zona lumbar, la contractura en tu nuca, la desesperación en tu mirada.

Soy la opresión en tu corazón, el dolor en tu brazo, tu abdomen hinchado, tu hambre constante.

Estoy allí donde te duele, soy el miedo que aún sigue ahí, tu tristeza por los sueños inalcanzados.

Yo soy tus síntomas, el motivo de tus preocupaciones, las señales de desequilibrio, soy tu malestar.

 

Tienes la tendencia a rechazarme, eliminarme, darme importancia, regodearte en mí, condenarme.

Yo no aparezco como algo aislado, ya que no soy nada separado de lo que tú eres.

Aparezco para atraer tu atención, para provocar que me abraces y así poder revelar mis secretos.

Solo quiero lo mejor para ti, de corazón; al aparecer, solo busco la salud y la plenitud.

 

Normalmente quieres que me vaya inmediatamente, que desaparezca, que me deslice de vuelta a la oscuridad.

Muchas veces estás enfadado o temeroso, muchas veces te sorprende mi llegada.

Desde esta postura te medicas para erradicarme.

Ignorarme, no explorarme, es tu respuesta preferida.

La mayoría de las veces solo soy las notas más recientes de una larga sinfonía, las ramas más visibles de raíces que han sido ignoradas durante muchas estaciones.

 

Por eso, te insisto, soy un mensajero con buenas noticias, por molesto que pueda resultar a veces.

Quiero llevarte de vuelta a los lugares más tiernos de ti mismo, al lugar donde puedes tratarte con compasión y honestidad.

Si miras más allá de mi apariencia, quizás encuentres que soy la voz de tu alma.

Llamándote desde lugares muy profundos que buscan que estés contigo mismo.

 

Quizás te lleve a que cambies tu dieta, a que duermas más, a que hagas ejercicio, a que respires más conscientemente.

Quizás te anime a que mires a una realidad más vasta y te preocupes menos de las fluctuaciones del día a día.

Quizás te pida que explores los altibajos y heridas en tus relaciones.

Quizás te recuerde que puedes ser más generoso y expansivo o que puedes proteger tu corazón de las ofensas.

Quizás haga que te rías más, que pases más tiempo en la naturaleza, que comas cuando tengas hambre y no cuando sientas dolor o aburrimiento, que cada día pases, aunque sea unos minutos, estando tranquilo.

 

Donde quiera que sea que yo te lleve, mi esperanza es que te des cuenta de que el éxito no dependerá de que me erradiques, sino del cambio en el paisaje interior del que yo surjo.

 

Soy tu amigo, no tu enemigo. No deseo llevar dolor y sufrimiento a tu vida.

Sólo estoy dándote un tironcito de la manga, que no ha hecho caso durante mucho tiempo a avisos más amables.

Deseo que me permitas hablarte de un modo que despierte tus más profundos instintos de autocuidado.

Mi misión es animarte a escucharme con un oído y un corazón sensibles como los de una madre cuando atiende a su querido hijo.

 

Tú eres un ser tan inmenso, tan complejo… tienes increíbles capacidades para autorregularte y sanar.

Déjame ser uno de los guías que te conduzcan al misterioso centro de tu ser,

donde la comprensión y la sabiduría están disponibles de modo natural cuando son invocadas por un corazón sincero.

11 respuestas a “Una plegaria sentida”

  1. María Antonia dice:

    Preciosa!!

  2. Espíritu Santo dice:

    Gracias querida Beatriz ❤️😘

  3. Ángeles dice:

    Qué maravilla! Muchas gracias por traducirla!

  4. Carolina Bueno dice:

    Que bueno! Gracias, Bea, por estas píldoras de sabiduría

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