El humor… no me quiero olvidar nunca del humor. Tan eficaz para sacarnos de los atascos en los que a veces nos metemos…
No sé dónde leí que Oscar Wilde, que murió arruinado y desprestigiado en un cuartucho de una pensión de mala muerte, se despidió de esta vida riéndose de su suerte. Al parecer, el papel de la pared de su habitación era horrible. Y, en la cama, antes de morir, le dijo a un amigo que lo acompañaba (refiriéndose al papel pintado): “uno de los dos tiene que irse”.
Así me gustaría vivir y morir… ¡Que nunca nos olvidemos de reírnos, de nosotros mismos, los primeros!
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