No somos víctimas. De nada ni de nadie. Las personas y las cosas pueden afectarnos y generarnos mucho sufrimiento, pueden ser terribles. A veces tenemos que salir corriendo de alguien o de algo, protegernos.
PERO no somos víctimas. Somos los capitanes de nuestra vida. La última palabra la tenemos nosotros.
Es verdad que estamos muy condicionados, que algunos tienen circunstancias muy difíciles, pero aquí, en esta parte del mundo, ahora, no somos víctimas.
No podemos entregar a NADA ni a NADIE nuestro poder. Ese es el patrón más dañino.
Podemos confiar en la luz y en la fortaleza de nuestro corazón, de nuestra alma, nuestro ser… como queramos llamarlo.
Cuando trabajamos con el niño interior, los traumas, las heridas de la infancia, el dharma, etc. podemos tener revelaciones muy valiosas. Y a la vez, “peligrosas”. Porque nos pueden liberar o encadenar. Como decía Frank Sinatra, «it´s up to you» (depende de ti).
Depende de ti montarte una historia o una identidad de víctima, de niño herido, de sabio liberado que ya lo sabe todo, o de lo que sea.
La mente humana se queda enganchada en cualquier cosa. Con tal de no abrirse al malestar del momento, es capaz de vivir aprisionada en un dolor latente y diferido por los siglos de los siglos. Una tortura gota a gota de palabras y palabras que esconden la verdad.
Concretando. Pondré ejemplos. De qué me serviría descubrir (como conté en “Bombazos” o en “Brillar”) que mis padres abrieron en mí una herida o que mis parejas no estaban para mí todo lo que yo necesitaba, si no es para liberarme. ¿De qué? De patrones e historias. Del sufrimiento.
Ya, lo veo.
Puedo ver, por ejemplo, que todo eso que los otros me están haciendo tiene que ver conmigo. Veo que lo que está pasando realmente, AHORA QUE SOY UNA ADULTA, es que eso que “me hacen” me lo hago yo a mí. Esa pareja que me abandona, que no está para mí, me está mostrando lo que YO hago conmigo: me abandono, no estoy para mí. Estoy para otros, para mi mente, para mis historias. Estoy enredada. No estoy pendiente de mí, no me respeto, no me cuido. Y sufro… lógicamente.
Todo lo que nos contamos, lo que nos pasa, es para traernos aquí. A este momento, a nuestra vida ahora. Al malestar, a lo que sea que haya. Para mirarlo cara a cara. Para ver si hay que hacer algún cambio. Para ver qué sentimos, qué necesitamos… y qué vamos a hacer (si hay que hacer algo).
De qué me sirven las bonitas historias sobre cómo funciona la mente humana o sobre lo que sea, si me las repito una y otra vez pero “la vida sigue igual”.
Porque esta es la medida, el punto de referencia. Mi vida, ¿cómo va? ¿Estoy a gusto? ¿Mis relaciones son de calidad? ¿Trato bien a los demás sin olvidarme de mí? ¿Disfruto, hago lo que me llena, lo que me gusta? ¿Tengo una salud suficiente, me cuido? Cosillas así, muy concretas, muy sencillas. Que, si tú quieres, no admiten mucho engaño. Se ven claramente. Si quieres ver, si quieres mirar… Lo demás son historias. Historias que van engordando la bola del malestar hasta que explota. Para traerte aquí. Una y otra vez. Sin remedio. Ese es el destino de todo lo que sucede.
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Vaya trilogía, he recorrido todo el camino mientras te leía! Gracias Bea, un abrazo
A ti, Luis! Qué bien, te mando un abrazo muy apretao
Gracias por compartir,por atreverte,por darte cuenta q estamos en el ojo del huracán y que podemos darnos cuenta y vivir de otra manera con otra mirada un poco ha cia adentros,no sólo hacia fuera.
A ti, Pilar! Pues sí, podemos vivir de otra manera. Un abrazo!
Gracias Bea. Así es , te quedas enganchada y victimaria, o miras, transitas e intentas salir con paz. Gracias de nuevo.
A ti, Esther. Un abrazo grande !
Gracias Bea. Tus reflexiones, tu trabajo interior y sobre todo, el compartirlo, me parece un acto muy valiente y muy generoso.
A ti, Cristina. Es un placer para mí. Es lo que me gusta hacer 😀 Tengo mucha suerte de tener alguien a quien le interese y lo valore. Un abrazo !
Me encanta ,que unos aprendamos de los otros, claro siempre que estemos abiertos,Gracias otra vez,por mostrarte.
Qué bien, me alegro. Gracias a ti por leerme y comentar. Un abrazo!
Gracias infinitas Bea x tu tricologia,EN la cual me siento muy identificata Tanto que he decido por un tiempo meditar la practica de Tonglen❤️
A ti, Gabriela. Que te vaya bien con tu práctica. Un abrazo!
Gracias de nuevo por hacer magia y trasladar una información que yo comprendo, aún en los momentos malos. Gracias de todo corazón ❤️
Qué alegría me da que me digáis cosas así. Gracias Carolina y un abrazo!
Muchas gracias por esta trilogía. Me has abierto los ojos a cosas que eran patrones que he repetido siempre provocándome sufrimiento, pero no era consciente de ellos.
Te admiro, Beatriz.
Un abrazo desde mi corazón.
Ay, gracias Manuela, qué alegría que lo que me apasiona hacer sirva, que abra los ojos. Un abrazo!
Muchas gracias, Bea!!
Un abrazo muy fuerte
A ti, Marga. Otro!!
Muchísimas gracias, Beatriz, por tu enorme generosidad transmitiéndonos tanto, enviándonos tu conocimiento y tu sentir propio con una dulzura y bondad enorme.
Gracias de corazón por tu valentía y transparencia, por hacernos sentir que todos estamos aprendiendo y viviendo situaciones parecidas y que hay que dedicar tiempo a meditar, a mirar dentro de nosotros para encontrar las respuestas y el mejor camino.
Que no sirve de nada anclarse en la queja o el rechazo. Que el camino pasa por aceptarlas, asumir nuestra responsabilidad, extraer el aprendizaje que nos traen y tener siempre ilusión y confianza en que podemos vivir mejor, con más paz y tranquilidad.
La vida nos seguirá trayendo situaciones complejas, nos seguirá poniendo a prueba pero el trabajo que vamos haciendo y nuestro autocuidado ayudará mucho. Y aunque el camino no es lineal y siempre habrá fluctuaciones y caidas, nuestro equipamiento emocional nos ayudará muchísimo.
La verdad que
es un lujo enorme tener personas como tú que nos acompañan y enseñan tanto.
Un fuerte abrazo, guapa ❤️
Perdón por duplicar la respuesta 🙏
He querido publicar de nuevo para corregir una palabra y no sé eliminar el comentario inicial
😘😘
Ahora elimino la primera. Mil gracias por tu comentario, tu tiempo, tus palabras. Te lo agradezco de corazón. Me emociono al leerte. Un abrazo!